martes, 20 de agosto de 2019

JOSEFA IBARBIA - VICTIMA DEL AMIANTO 50 AÑOS DESPUES DE TRABAJAR EN UNA PAPELERA



Josefa Ibarbia, víctima del amianto 50 años después de trabajar en una papelera

Corría el año 1955. Josefa Ibarbia (Berastegi, 1941) tenía 14 años por aquel entonces y ya trabajaba manipulando papel en Papelera Uranga una fábrica de papel que se encontraba en Berrobi, municipio guipuzcoano ubicado a unos 30 kilómetros de San Sebastián. Josefa trabajo allí durante ocho años junto con sus cuatro hermanas, un hermano y su marido. Han tardado 55 años en darse cuenta de que en aquella papelera los trabajadores estaban expuestos al amianto, mineral que estaba mezclado con los polvos de talco que se usaban para dar consistencia al papel.

Josefa ha sido consciente a sus 78 años, después de que le diagnosticaran cáncer de pleura año y medio. Un cáncer, que, según reconocen Osalan y la Seguridad Social, se produjo por exposición al amianto durante los años que trabajó en aquella fábrica de papel. Sus hermanas -su marido y su hermano han fallecido- han entrado en el listado de vigilancia sanitaria del amianto a la espera de que se les realice las pruebas pertinentes en este tipo de casos.

Jesús Uzkudun, portavoz de la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie) es quien ha llevado la lucha de Josefa hasta Osalan y, a pesar de que la empresa como tal ya esté desaparecida -fue comprada por el grupo Sarrió-, si encuentran la manera, llevarán el caso a los tribunales para lograr una indemnización por daños y perjuicios. Sin embargo, Uzkudun lamenta que Josefa en el peor de los casos no pueda llegar a conocer el desenlace de esta historia, ya que la media de esperanza de vida del mesotelioma -enfermedad que se produce por exposición al amianto- es de un año desde su diagnóstico y, Josefa, ya lleva año y medio. Actualmente, se encuentra ingresada en el hospital en delicado estado de salud.

El caso de Josefa abre la puerta a un nuevo perfil de persona afectada por la exposición al amianto. Hasta ahora, los casos conocidos tratan sobre hombres que trabajaban en la construcción, en  fundiciones, canteras o empresas ferroviarias, pero rara vez se ha encontrado un caso en el que la víctima fuera mujer y se dedicase al sector productivo.

"Hay una conspiración para ocultar lo que está ocurriendo. La conspiración va desde Osakidetza, que están obligados a comunicar sospecha cuando hay una enfermedad de posible origen laboral. El mesotelioma solo lo produce el amianto, por lo tanto, no hay duda. En el caso de Josefa, no lo comunicaron. Es más, el oncólogo se metió en terrenos movedizos diciendo que en las papeleras no había amianto. Además de eso, las empresas incumplieron la ley y ahora, la persona enferma, 50 años después tiene que demostrar que estuvo expuesta con toda la complicación que eso conlleva puesto que la empresa ha desaparecido. Yo echo en falta un mayor compromiso social para visualizar esto, porque si no se visualiza tampoco hay prevención", ha explicado Uzkudun a Eldiarionorte.es.

Según estimaciones, al menos 25.000 trabajadores vascos han estado en contacto con el amianto a partir de los años 80, no se conocen datos de fechas anteriores. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 125 millones de personas de todo el mundo están expuestas -o lo han estado- a este mineral en su lugar de trabajo. Con esas cifras, la OMS calcula que en las próximas décadas morirán 107.000 trabajadores al año. En España se calcula que unas 40.000 personas han muerto por esta causa, y que en las próximas décadas lo harán otras 40.000 más, ya que el periodo de latencia medio, es decir, el tiempo que pasa desde que se inhala el amianto hasta que se desarrolla el cáncer es de entre 30 y 40 años.


viernes, 2 de agosto de 2019

CATALUÑA Y NAVARRA RETIRAN PIZARRAS CON AMIANTO DE SUS COLEGIOS



Cataluña y Navarra retiran pizarras con amianto de sus colegios

Cataluña ha detectado 108 pizarras escolares que contienen amianto —una sustancia tóxica que puede provocar cáncer de pleura y pulmón al inhalar sus fibras—, de las que 70 ya han sido retiradas y el resto lo serán antes de finales de este año. El País Vasco fue la primera autonomía en dar la voz de alarma en 2015, cuando detectó 19 pizarras que contenían ese material. Además de esas dos comunidades, solo Navarra admite haber analizado colegio por colegio y haber detectado encerados con esa sustancia (un total de seis, ya retiradas). El resto de regiones consultadas aseguran que en sus centros educativos no hay pizarras contaminadas, aunque no acreditan haber efectuado estudios exhaustivos.

Siguiendo el modelo vasco, el Departamento de Trabajo de Cataluña elaboró en abril de 2016 una guía para detectar las pizarras que pudieran contener esa sustancia tóxica, que tienen unas características comunes: suelen contener “una placa fina y lisa de fibrocemento pintada de negro o color oscuro sobre una placa de madera o conglomerado de madera”. El texto de Trabajo pedía, además, revisar las que pudieran resultar “sospechosas”, por desconocerse su composición. Los centros debían inspeccionar las pizarras en busca de roturas o imperfecciones. En esos casos, se prohibía pulirlas, fregarlas o perforarlas, hasta que fueran analizadas. Aunque se permitía que los centros continuaran utilizándolas. Se identificaron 108 en 25 colegios diferentes. Según la consejería de Educación, ninguna de ellas había sido suministrada por el Departamento catalán y no tenían identificación de fabricación. “Se desconoce su origen y procedencia”, indican.

“Son peligrosas porque cuando el material se rompe se liberan fibras, que pueden ser inhaladas”, señala Lluís Mallart, técnico y especialista en amianto que asesora a Administraciones en la retirada del mismo. Mallart insta a los Gobiernos autónomos a realizar estudios sobre el terreno, siguiendo las recomendaciones elaboradas por el País Vasco o Cataluña. “El protocolo lo tienen, lo pueden copiar, otra cosa es quién y cómo se evalúan las pizarras y si el personal está bien formado”, recalca. El experto cree que es “muy difícil” que en el resto de regiones no haya ejemplares de esas pizarras, normalmente, fabricadas antes de 1990 (el amianto se prohibió en 2002). “Seguramente, en el sótano de alguna escuela queden algunas con patas de madera”, sospecha. Pero también las hay con amianto sin tener patas.